Comida espacial

¡Hola a todos!
En 1965, cuando el joven John Young subió a bordo de la nave espacial Gemini III de la NASA ni mucho menos hubiera imaginado que el bocadillo que acarreaba escondido en su bolsillo, aunque delicioso, podría haber supuesto una amenaza para su propia vida y la de sus compañeros.
Al abrirlo, las migas se desintegraron en el espacio exterior, por una simple razón: nuestra comida no soporta la gravedad 0.
Desde entonces, la comida de nuestros astronautas ha sufrido muchas alteraciones.
Tubos de aluminio rellenos de carne, chocolate en puré, latas de atún, bebidas de mariscos congelados... Es lo clásico para degustar en el espacio. Aunque también, desde hace décadas, los programas espaciales incorporan las mejores recetas de sus cocinas nacionales para que su tripulación pueda sentirse como en casa mientras recorre la galaxia a la velocidad de la luz.

Más allá del gusto, por encima de todo, los alimentos espaciales están diseñados para proporcionar una nutrición óptima. Los astronautas necesitan estar preparados, físicamente y mentalmente, para no enfermar en el espacio.
Ramen rehidratable de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA)

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